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Los alimentos que consumimos definen nuestros hábitos de alimentación y van más allá de la condición económica, social o de salud de un individuo o una sociedad. Es un hecho que nuestros patrones de consumo responden a una industria alimentaria que antepone el ejercicio económico a la salud y la sostenibilidad ambiental. La crisis ambiental nos obliga a repensar todas las actividades que ejercemos, incluyendo la alimentación. El consumo de alimentos locales silvestres o autóctonos permiten tener no solo dietas más saludables sino también más sostenibles. Es imperante incluir diversidad de alimentos a nuestra dieta de forma que el consumo de alimentos propios del monocultivo sea cada vez menor. Necesitamos un enfoque sistémico a la hora de decidir que comer. La elección de alimentos locales y variados mejora la dieta, la economía familiar y local, rescata el uso de especies locales marginadas (subutilizadas) y contribuye con sistemas de producción de alimentos responsables ambientalmente. En la búsqueda de soluciones ante la crisis ambiental planetaria es urgente sistemas de producción de alimentos sostenibles y para ello es necesario hacer cambios en los patrones de consumo actuales y llenar nuestra dieta de alimentos diversos y locales. En este trabajo nos enfocamos en dos aristas del sistema agrícola: producción y consumo y proponemos el rescate de la diversidad agrícola subutiluzada para diversificar nuestros sistemas alimentarios.